Objetivos chilenos en la Guerra del Salitre
Escribe: César Vásquez Bazán
El plan chileno para desmembrar territorialmente al Perú y Bolivia,
apoderándose de Tarapacá, Arica, Tacna y todo el litoral boliviano
1. “Chile debe dominar para siempre en el Pacífico”.- La Doctrina Portales y la subordinación del Perú.- Una carta del ministro chileno que debe ser conocida por todos los peruanos
http://cavb.blogspot.com/2012/02/chile-debe-dominar-para-siempre-en-el.html
2. Presidente y Gabinete chilenos acuerdan “alterar los límites” del Perú.- Acta de la Sesión Secreta de Aníbal Pinto con el Gabinete Varas - Santa María en la que se decidió desmembrar territorialmente al Perú (19 de abril de 1879)
http://cavb.blogspot.com/2012/01/presidente-y-gabinete-chilenos-deciden.html
3. El objetivo de Chile en la Guerra del Salitre: Apoderarse de los departamentos peruanos de Tarapacá y Tacna y del litoral boliviano para explotar el salitre, plata y demás recursos naturales existentes en ellos.- Lecciones de la historia que los peruanos debemos tener presente hoy más que nunca
http://cavb.blogspot.com/2011/07/el-objetivo-estrategico-de-la-guerra-de.html
4. Tarapacá para Chile; Tacna y Arica para Bolivia.- El plan chileno de conquista territorial desde hace siglo y medio.- Lo reveló diplomático boliviano Mariano Muñoz que negoció Tratado de Límites de 1866 con Chile
http://cavb.blogspot.com/2011/10/tarapaca-para-chile-tacna-y-arica-para.html
5. “Si Chile captura Tarapacá se quedará con ella”.- Despacho de Thomas Osborn, embajador de EE.UU. en Chile, al Departamento de Estado.- Guerra del Salitre, quinto día.- Desde el primer momento, la Guerra de 1879 fue de robo y rapiña
http://cavb.blogspot.com/2011/09/quinto-dia-de-la-guerra-del-salitre.html
6. Para la oligarquía chilena, Arica es el puerto y salida “natural” de Bolivia al mar.- Ésa es la política oficial de los gobiernos del Mapocho desde 1879.- Perú fue advertido de ella hace más de 130 años en la primera carta a Daza del diplomático chileno Justiniano Sotomayor
http://cavb.blogspot.com/2011/09/para-la-oligarquia-chilena-arica-es-el.html
7. Oligarquía chilena siempre quiso destruir al Perú o convertirlo en protectorado.- Segunda carta del diplomático chileno Justiniano Sotomayor al presidente boliviano Daza.- Muchos políticos peruanos de la actualidad son colonos mentales de la plutocracia chilena
http://cavb.blogspot.com/2011/09/la-oligarquia-chilena-quiso-quiere-y.html
8. Chile ofrece Tacna y Arica a Bolivia en compensación del litoral entre paralelos 23 y 24.- El cambio de litorales propuesto a Bolivia en las “Bases Chilenas de Reconciliación” de mayo de 1879
http://cavb.blogspot.com/2011/09/chile-ofrece-tacna-arica-y-tarapaca.html
9. “Tarapacá será nuestro”.- Ladrón Errázuriz Errázuriz anuncia que Chile se quedará con departamento peruano de Tarapacá en nombre del “derecho de conquista”
http://cavb.blogspot.com/2011/12/tarapaca-sera-nuestro-ladron-errazuriz.html
10. Diplomático, político y abogado Javier Vial Solar, exembajador de Chile en el Perú entre 1891 y 1894, también reconoció que los territorios de Tarapacá, Tacna y Arica fueron “la causa verdadera y eficaz de la guerra”
http://cavb.blogspot.com/2011/07/diplomatico-politico-y-abogado-javier.html
11. “Con Chile no vale razones, su conducta pasada anuncia su conducta venidera.- Nunca procederá de buena fe con el Perú”.- Don Manuel González-Prada contesta a presidente chileno Piñera
http://cavb.blogspot.com/2011/04/don-manuel-contesta-pinera-con-chile-no.html
© 2012 César Vásquez Bazán
miércoles, 29 de febrero de 2012
Presidente y Gabinete chilenos acuerdan "alterar los límites" del Perú 19 Abril 1879
Presidente y Gabinete chilenos acuerdan "alterar los límites" del Perú.- Acta de la Sesión Secreta de Aníbal Pinto con el Gabinete Varas - Santa María en la que se decidió desmembrar territorialmente al Perú (19 de abril de 1879)
Escribe: César Vásquez Bazán
Dos semanas después de haber declarado la guerra al Perú, el presidente chileno Aníbal Pinto Garmendia se reunió con su primer gabinete ministerial de tiempos de guerra. Participaron en la sesión además del presidente Pinto los ministros Antonio Varas de la Barra (Interior), Domingo Santa María González (Relaciones Exteriores y Colonización), Jorge Huneeus Zegers (Justicia, Culto e Instrucción Pública) y Augusto Matte Pérez (Hacienda).
En dicha sesión que revistió carácter secreto, el presidente Pinto y su Gabinete llegaron a la conclusión que el objetivo estratégico de Chile en la guerra –al que llamaron “objeto remoto y ulterior”– sería el de desmembrar el territorio peruano, efectuando alteraciones en los límites del Perú. El acta de la Sesión Secreta del presidente con su Gabinete así lo registra:
“En lo que toca al objeto remoto y ulterior que en la guerra puede proponerse alcanzar el Go¬bierno de Chile, aunque no ha entrado en las miras de éste ensanchar el territorio de la República con adquisi¬ción del ajeno, ni ha sido ni es su propósito asumir el carácter de conquistador, el señor Presidente y Ministros fueron de opinión que ese objeto puede modificarse sen¬siblemente, según el rumbo que tomen los sucesos. Así, un golpe serio dado a la armada peruana; la segregación de Bolivia de la alianza con el Perú para colocarse a nuestro lado en el actual conflicto, serían causa que po¬drían modificar los propósitos actuales del Gobierno, poniéndole quizás en el caso de perseguir como resultado de la guerra, alteraciones en los límites del Perú, que ase¬gurando por completo la tranquilidad de la República, imposibilitaren a aquella Nación para ser una amenaza contra el equilibrio Sudamericano” (Varas 1918, pp. 251-252).
El amable lector debe tomar nota de la fecha de la declaración del gobierno de Chile respecto al desmembramiento territorial del Perú: 19 de abril de 1879. Habían transcurrido sólo dos semanas desde el inicio de la guerra y el gobierno del país del sur tenía perfectamente establecido que el objeto “ulterior” del conflicto era el de efectuar “alteraciones en los límites del Perú”.
Requisitos para desmembrar al Perú
Los representantes de la clase gobernante chilena entendieron que para alcanzar el mencionado objetivo estratégico, Chile tendría que propinar “un golpe serio a la armada peruana” y tendría que obtener “la segregación de Bolivia de la alianza con el Perú”.
La primera condición fue cumplida en dos etapas. Inicialmente, el 21 de mayo de 1879, la fragata “Independencia”, encalló frente a Iquique; cuatro meses y medio después, el 8 de octubre de 1879, Perú perdería el monitor “Huáscar” en el Combate de Angamos.
En cuanto a la segunda condición, ya se ha recordado cómo en abril de 1879 el diplomático chileno Justiniano Sotomayor propuso al presidente Daza –en cartas fechadas ocho y once de abril de 1879– que Bolivia abandonara su “inconveniente” alianza defensiva con el Perú y se uniera a Chile. De esa manera, “tendría en su mano apoderarse de la puerta de calle de que carecía”. Sin duda, Sotomayor se refería a la “puerta de calle” al Océano Pacífico que podría proporcionar Tacna, Arica y Moquegua.
Similar propuesta se formalizó en las denominadas “Bases Chilenas de Reconciliación con Bolivia” aprobadas por el Consejo de Estado de Chile bajo la dirección del presidente Aníbal Pinto el 22 de mayo de 1879. A cambio de renunciar a su alianza con el Perú y de entregar a Chile el territorio comprendido entre los paralelos 23 y 24, Chile ofreció a Bolivia ayudarla a apoderarse de Tacna, Arica y Moquegua como compensación por la pérdida de su litoral. Además, entregaría a Bolivia el “armamento, dinero y los demás materiales” que exigiera la defensa de sus nuevas posesiones. El documento fue firmado por Domingo Santa María, ministro chileno de Relaciones Exteriores. Fue puesto en manos del presidente Daza en Arica, un mes después, por Gabriel René Moreno, historiador boliviano de larga residencia en Chile y dueño de visibles simpatías por el país del sur, al cual consideraba su “segunda patria”.
Si bien Bolivia no renunció de manera formal a su alianza con el Perú, lo cierto es que tras la derrota en la Batalla del Alto de la Alianza, el 26 de mayo de 1880, no volvió a enfrentar militarmente al país del sur. En términos efectivos, Chile había obtenido “la segregación de Bolivia de la alianza con el Perú”.
Habiendo “cambiado el rumbo de los sucesos” y cumplido “las causas“ que modificarían los objetivos del Gobierno de Chile, los invasores del sur procedieron a ejecutar el desmembramiento territorial del Perú y secuestrar del territorio patrio los departamentos de Tacna y Tarapacá.
Obra citada
Varas, Antonio. 1918. Correspondencia de don Antonio Varas sobre la Guerra del Pacífico. Actas del Ministerio Varas - Santa María. Abril - Agosto 1879. Santiago de Chile: Imprenta Universitaria., páginas 251-252.
© 2012 César Vásquez Bazán
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Posted 9th January by César Vásquez
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Una carta del ministro chileno que debe ser conocida por todos los peruanos Escribe: César Vásquez Bazán
"Chile debe dominar para siempre en el Pacífico".- La Doctrina Portales y la subordinación del Perú.- Una carta del ministro chileno que debe ser conocida por todos los peruanos
Escribe: César Vásquez Bazán
La carta de Diego Portales que usted podrá leer a continuación es un documento que definió desde 1836 el logro de los objetivos nacionales de Chile en función al mantenimiento de la subordinación política y económica del Perú. Tal es, en versión apretada, el contenido central de lo que llamaremos la Doctrina Portales.
La carta de Portales es un documento que debería ser de conocimiento de todos los peruanos. Es una misiva cuya comprensión y análisis debería ser parte de los exámenes de graduación de las escuelas primarias y secundarias, de las pruebas de admisión a las universidades, a la carrera diplomática, a las fuerzas armadas, a las fuerzas policiales y a la administración pública. Ningún empresario peruano que aspire a establecer un negocio de importancia en el país, ni ningún político que postule a puesto electivo alguno deberían iniciar sus actividades o tentar su suerte electoral sin demostrar previamente comprensión de este documento.
La misiva fue escrita en 1836 por Diego Portales, político oligárquico y negociante chileno, que sin llegar a ser presidente de su país ejerció autoritariamente el poder efectivo en Chile entre 1830 y 1837. En ese período, Portales ocupó los puestos de Comandante General de la Armada, Ministro del Interior y Relaciones Exteriores y Ministro de Guerra y Marina durante las presidencias de José Tomás Ovalle, Fernando Errázuriz y José Joaquín Prieto.
La carta fue dirigida a Manuel Blanco Encalada a quien Portales nombraría jefe de la expedición que invadiría el Perú con el fin de destruir la recién creada Confederación Peruano-Boliviana.
Supuestos de la Doctrina Portales
La epístola del ministro chileno asume que Chile y Perú son dos países en competencia política y económica, que pugnan por sobrevivir en la escena internacional por lo cual requieren obtener el dominio de la costa occidental de la América del Sur.
En la reflexión de Portales, la hegemonía no puede compartirse; será la de un único país, sea éste Chile o Perú. Además, el poder en la región es un juego de suma cero: lo que pierda Perú significará necesariamente ganancia para Chile y viceversa. Con el fin de asegurar su continuidad como nación, Chile debería conservar al Perú en condición de subordinación lo que implicaría mantener el dominio permanente del Pacífico sur.
Desde aquellos años y hasta el día de hoy, la Doctrina Portales ha definido la conducta de Chile con respecto al Perú. La Guerra del Salitre, por ejemplo, puede ser entendida como una aplicación de la Doctrina Portales cuatro décadas después de haber sido enunciada.
La Doctrina Portales: “Las riquezas conjuntas de Perú y Bolivia para los chilenos”
Así como existe una Doctrina Monroe que establece que el continente americano debe funcionar en beneficio preferencial de los estadounidenses, también existe una Doctrina Portales, que plantea que las riquezas conjuntas dePerú y Bolivia deben explotarse en beneficio preferente de los chilenos. Dicha Doctrina fue esbozada en la carta de Diego Portales a Manuel Blanco Encalada del 10 de septiembre de 1836.
La clave del entendimiento de la misiva del ministro chileno se encuentra en su penúltimo párrafo, en el cual se hace notar el grado incipiente de explotación de las “riquezas conjuntas del Perú y Bolivia”. Esta observación fundamental había quedado grabada en Portales tras dos años de residencia en Lima, ciudad a la que llegó en 1822 para dirigir los negocios de su casa comercial Portales, Cea & Cía.
El ministro chileno razonó que la unión política y económica del Bajo Perú y el Alto Perú haría muy difícil para Chile acceder al usufructo de las riquezas peruanas y bolivianas. Portales avizoró que de persistir la Confederación, el acceso a sus recursos sería logrado no por Chile sino por Inglaterra. Dicha potencia europea simpatizaba con Santa Cruz porque veía en él las cualidades de liderazgo político y organizativo del nuevo Estado que facilitarían el logro de las pretensiones económicas británicas.
Desde esta perspectiva puede entenderse la afirmación contenida en el primer párrafo de la carta de Portales, en el sentido que la expedición invasora de Blanco Encalada “va a conseguir con el triunfo de sus armas, la segunda independencia de Chile”. Y es que si bien Chile proclamó su independencia política años antes que el Perú, nuestro país mantuvo la primacía económica de la región. Con la afluencia de los capitales ingleses que atraería la Confederación Peruano-Boliviana, la preponderancia peruana y la dependencia comercial de Chile con respecto al Perú se acentuarían aún más, lo cual sería muy peligroso para Chile porque afectaría en el largo plazo su independencia política.
Por ello, la Confederación Peruano-Boliviana “no podía ser tolerada por Chile”. Según Portales ello equivaldría al suicidio de su nación. Destruir la Confederación, “desaparecerla para siempre jamás del escenario de América”, facilitaría el futuro acceso del país del sur a los inexplotados recursos naturales peruanos y bolivianos. De esta manera se lograría la “segunda independencia [económica] de Chile”, iniciándose la ruptura de la subordinación comercial de esta nación con respecto al Perú.
En la carta, el planteamiento supremacista de Portales viene envuelto en un argumento conspirativo sobre la supuesta evolución de la escena doméstica chilena. Ésta resultaría manipulada por un demoníaco Andrés de Santa Cruz, a quien se le atribuyen condiciones y cualidades políticas excepcionales. En conjunción con ello y para sustentar aún más su propuesta, Portales efectuó observaciones sobre extensiones territoriales, superioridades raciales y de calidad de las clases gobernantes peruanas que resultaron útiles a su argumento a pesar de ser notoriamente incorrectas.
Demonizar a Santa Cruz y sobrevalorar las cualidades peruanas fueron meros recursos que Diego Portales usó en 1837 para infundir temor al ciudadano chileno, capturar su conciencia y lograr la aceptación de su tesis supremacista –imperialista– fundamental: el control por nacionales chilenos de las “riquezas conjuntas de Perú y Bolivia”.
De este objetivo, Portales dedujo la necesidad de Chile de “dominar para siempre en el Pacífico”, postulado que según el ministro chileno debería ser la máxima permanente del país del sur.
Que se sepa, la Doctrina Portales no ha sido abandonada por Chile. Por esa peligrosa vigencia, los peruanos debemos estudiar la carta que le dio origen y tenerla muy en consideración en las circunstancias imperantes a raíz del futuro fallo de La Haya. Una decisión en contra de Chile proveniente de dicha Corte afectaría su “dominio del Pacífico” e iría en contra de la Doctrina Portales, por lo que es previsible que no sería aceptada por el país del sur. En esas condiciones, queda en cada peruano razonar sobre los futuros cursos de acción que podrían ser adoptados por el Perú.
Santiago, 10 de septiembre de 1836
Señor don Manuel Blanco Encalada
Apreciado amigo:
Es necesario que imponga a usted con la mayor franqueza de la situación internacional de la República, para que usted pueda pesar el carácter decisivo de la empresa que el Gobierno va a confiar a usted dentro de poco, designándolo comandante en jefe de las fuerzas navales y militares del Estado en la campaña contra la Confederación Perú-Boliviana.Va usted, en realidad, a conseguir con el triunfo de sus armas, la segunda independencia de Chile. Afortunadamente, el camino que debe recorrer no le es desconocido: lo ha seguido en otra época en cumplimiento de su deber y de patriota, y de esas dos virtudes supo extraer glorias y dignidades para la Patria.
La posición de Chile frente a la Confederación Perú-Boliviana es insostenible. No puede ser tolerada ni por el pueblo ni por el Gobierno, porque ello equivaldría a su suicidio. No podemos mirar sin inquietud y la mayor alarma, la existencia de dos pueblos confederados, y que, a la larga, por la comunidad de origen, lengua, hábitos, religión, ideas, costumbres, formarán, como es natural, un sólo núcleo. Unidos estos dos Estados, aun cuando no más sea que momentáneamente, serán siempre más que Chile en todo orden de cuestiones y circunstancias. En el supuesto que prevaleciera la Confederación a su actual organizador, y ella fuera dirigida por un hombre menos capaz que Santa Cruz, la existencia de Chile se vería comprometida. Si por acaso, a la falta de una autoridad fuerte en la Confederación, se siguiera en ella un período de guerras intestinas que fuese obra del caudillaje y no tuviese por fin la disolución de la Confederación, todavía ésta, en plena anarquía, sería más poderosa que la República. Santa Cruz está persuadido de esta verdad; conoce perfectamente que por ahora, cuando no ha cimentado su poder, ofrece flancos sumamente débiles, y esos flancos son los puntos de Chile y el Ecuador. Ve otro punto, pero otro punto más lejano e inaccesible que lo amenaza, y es la Confederación de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Por las regiones que fueron el Alto Perú es difícil amagar a Lima y a la capital boliviana en un sentido militar, pero el cierre de las fronteras platenses no dejará de dañarle por una parte, y no le permitirá concentrar su ejército en un punto, sino repartirlo en dos o tres frentes en el que prepare Chile, en el que oponga el Ecuador o en el que le presente Rosas.
El éxito de Santa Cruz consiste en no dar ocasión a una guerra antes que su poder se haya afirmado; entrará en las más humillantes transacciones para evitar los efectos de una campaña, porque sabe que ella despertará los sentimientos nacionalistas que ha dominado, haciéndolos perder en la opinión. Por todos los medios que están a su alcance ha prolongado una polémica diplomática que el Gobierno ha aceptado únicamente para ganar tiempo y para armarnos, pero que no debemos prolongar ya por más tiempo, porque sirve igualmente a Santa Cruz para prepararse a una guerra exterior. Está, pues, en nuestro interés, terminar con esta ventaja que damos al enemigo.
La Confederación debe desaparecer para siempre jamás del escenario de América. Por su extensión geográfica; por su mayor población blanca; por las riquezas conjuntas del Perú y Bolivia, apenas explotadas ahora; por el dominio que la nueva organización traería de ejercer en el Pacifico, arrebatándonoslo; por el mayor número también de la gente ilustrada de la raza blanca, muy vinculada a las familias de influjo de España que se encuentran en Lima; por la mayor inteligencia de sus hombres públicos, si bien de menos carácter que los chilenos; por todas estas razones la Confederación ahogaría a Chile antes de muy poco. Cree el Gobierno, y éste es un juicio también personal mío, que Chile sería o una dependencia de la Confederación como lo es hoy el Perú, o bien la repulsa a la obra ideada con tanta inteligencia por Santa Cruz, debe de ser absoluta.La conquista de Chile por Santa Cruz no se hará por las armas en caso de ser Chile vencido en la campaña que usted mandará. Todavía le conservará su independencia política. Pero intrigará en los partidos, avivando los odios de los parciales de los O'Higgins y Freire, echándolos unos contra otros; indisponiéndonos a nosotros con nuestro partido, haciéndonos víctimas de miles de odiosas intrigas. Cuando la descomposición social haya llegado a su grado más culminante, Santa Cruz se hará sentir. Seremos entonces suyos. Las cosas caminan a ese estado. Los chilenos que residen en Lima están siendo víctimas de los influjos de Santa Cruz. Pocos caudillos en América pueden comparársele a éste en la virtud suprema de la intriga, en el arte de desavenir los ánimos, en la manera de insinuarse sin hacerse sentir para ir al propósito que persigue. He debido armarme de una entereza y de una tranquilidad muy superior, para no caer agotado en la lucha que he debido sostener con este hombre verdaderamente superior, a fin de conseguir una victoria diplomática a medias, que las armas que la República confía a su inteligencia, discreción y patriotismo, deberá completar.
Las fuerzas navales deben operar antes que las militares, dando golpes decisivos. Debemos dominar para siempre en el Pacífico: ésta debe ser su máxima ahora, y ojalá fuera la de Chile para siempre. Las fuerzas militares chilenas vencerán por su espíritu nacional, y si no vencen contribuirán a formar la impresión que es difícil dominar a los pueblos de carácter. Por de contado que ni siquiera admito la posibilidad de una operación que no tenga el carácter de terminante, porque es esto lo que... (1).
Portales
(1) Falta el resto de la carta. Está escrita de puño y letra de Portales. – Guillermo Feliú Cruz (G. F. C.)
Fuente: De la Cruz, Ernesto y Guillermo Feliú Cruz, editores. 1936-38. Epistolario de don Diego Portales: 1821-1837.Santiago de Chile: Dirección General de Prisiones. Tres volúmenes, páginas 452-454.
Posted 3 weeks ago by César Vásquez
Labels: Andrés de Santa Cruz Confederación Peruano-Boliviana Diego Portales Doctrina Portales Manuel Blanco Encalada
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